“Hola Sílvia, sóc tu... bé, sóc
jo. Crec que ja ens he
trobat i ja puc tornar a casa. Fins ara”
(Sílvia Pérez Cruz,
cantante)
gnosti te
autvn “conócete a
ti mismo”. Esta inscripción, escrita por Sócrates y grabada en el frontispicio
del templo de Delfos por los Siete sabios, ha hecho reflexionar a múltiples
pensadores. La idea de llegar hasta lo más profundo de nuestro ser y de
necesitar comprendernos por completo para relacionarnos con el resto del mundo
ha sido tratada por sofistas, humanistas e incluso por la iglesia.
La cantante ampurdanesa Silvia Pérez Cruz y el director del teatro
Romea, Julio Manrique, fueron los encargados de poner el broche final a 4
acords, un ciclo de espectáculos en el que los músicos Mürfila, Pastora, Bruno
Oro y la misma Sílvia Pérez Cruz se ponen en las manos de directores de teatro
de la talla de David Selvas, Carol López, Ramón Simó y Julio Manrique para
mezclar música e interpretación.
Durante el último de estos experimentos musicales, el público pudo ver como
la cantante menos actriz del ciclo dialogaba con ella misma a través de unos
mensajes que se dejaba en su contestador personal desde diferentes partes del
mundo.
Versatilidad y eclecticismo
En su peculiar viaje a las profundidades de su ser, Sílvia estuvo
acompañada por el guitarrista Mario Mas y la bailarina Nathalie Labiano,
quienes la ayudaron a llenar el pequeño escenario, decorado para la ocasión de
forma sobria y austera. Unas cortinas, un juego de luces sencillo y un poco de
tiza fueron los únicos elementos que adornaron la voz, la música y el baile de
la noche del Romea.
Cada nuevo mensaje en su contestador era un nuevo destino del viaje de
Sílvia al que el público accedía mediante una de sus canciones. En la obra, la
cantante viajó de Noruega a Portugal y al sur de la Península para volver
finalmente a Barcelona cantando flamenco y fados. Pero sin duda el momento más
emotivo de la noche fue cuando el escenario se llenó de luces de verbena, una
red de pescadores de fondo se convirtió en una improvisada playa del litoral
ampurdanés y la hija del compositor y músico de habaneras Castor Pérez
interpretó Vestida de nit, habanera compuesta por sus padres.
Una voz que promete
Con dos discos en solitario en el mercado antes de cumplir los 30, la
cantante de Calella tiene un repertorio extenso y ecléctico. Sus
interpretaciones conocidas hasta la fecha van desde el flamenco a la canción de
cantautor y el jazz. Pero en el espectáculo del Romea esto fue más allá e
incluso se atrevió a interpretar una versión de un tema de la cantautora
groenlandesa Björk.
A pesar de haber estudiado en la Escuela Superior de Música de Catalunya
y de tener tantos conciertos y discos a sus espaldas, Sílvia Pérez Cruz es una
cantante humilde que actúa con pocos instrumentos de fondo y que cuando lo hace
cierra los ojos y sonríe. Muchos de los críticos ya la consideran hoy una de
las mejores voces del panorama actual musical.
En la sinopsis de la obra Julio Manrique cuenta que quiso trabajar con
Sílvia cuando la escuchó cantar por primera vez un fado, una noche en un bar de
Madrid. Desde entonces, explica, se quedó con la espinita de no haberle podido
pedir que cantara para él Alfonsina y el mar. La noche en el Romea acabó con
esta canción.
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