Paraules d'amor senzilles i tendres.
No en sabíem més, teníem quinze anys.
No havíem tingut massa temps per aprendre'n,
tot just despertàvem del son dels infants.
¿Qué pasa si
se mezcla la preparación de una boda con el humor cotidiano y paródico de La
Cubana? El resultado de esta mezcla un tanto explosiva es Campanades de boda, un vodevil costumbrista y musical que se
representa en el Teatro Tívoli de Barcelona desde el pasado 2 de marzo.
Cinco años
después de Cómeme, el coco, negro, la
conocida compañía teatral catalana vuelve a los escenarios con una obra en la
que, literalmente, tira la casa por la ventana. Y es que precisamente eso es lo
que se hace cuando se prepara una boda, incluso en aquellos casos en los que,
como ocurre en esta historia, la intención inicial sea organizar una ceremonia
sencilla.
Violeta (Montse Amat) ha decidido irse a vivir a la India con su
novio Vickram, un importante actor hindú al que conoció en Barcelona mientras
representaba el musical Bollywood. A
pesar de que no cree en el matrimonio, se ve obligada a casarse cuando su madre
Hortensia (Annabel Totusaus) y su tía Margarita (Mont Plans), le insisten en el
gran disgusto que supondría para la familia el traslado a otro país sin tener ningún
papel de por medio. Las dos mujeres se encargarán de todos los preparativos, lo
que dará origen a conflictos que llegarán a su cúspide el mismo día del acontecimiento.
A partir de esta premisa inicial, que sirve para situar al público y familiarizarlo
con el argumento, la obra se traslada hasta seis horas antes del enlace, iniciando
así una parodia familiar con la que muchos se sentirán identificados.
La representación
se divide en dos partes muy diferenciadas. La primera, que se desarrolla
íntegramente en el escenario, refleja la preparación de la ceremonia y supone la
presentación de los pintorescos personajes que intervendrán en el desenlace: el
padre de la novia, Paco Zamora (Xavi Tena), policía nacional destinado en
Barcelona y natural de Valladolid que se ha negado a aprender catalán; su novia
Margot (Meritxell Duró), una francesa adicta al alcohol; Narcís (Toni Torres),
hermano mayor de Violeta y actual voz cantante del negocio familiar cuya
principal preocupación es descubrir la manera de dominar a Regina (Babeth
Ripoll), una joven brasileña con la que se casó después de dejarla embarazada y
que quiere controlar su vida; y Jacint (Bernat Cot), el hermano más pequeño,
que tiene que lidiar con los prejuicios que se crean al acudir al encuentro acompañado
de su novio, con el que vive desde hace siete años.
A todo este gracioso clan
se suma una larga lista de intervenciones muy “al estilo” de La Cubana, con
exageraciones constantes y recreaciones muy reales de los estereotipos de los
personajes a quienes representan.
Pero la
segunda parte del espectáculo es quizá la que más cumple con las expectativas
del público asistente. En este segundo acto, en el que se representa la boda
propiamente dicha, el espectador puede ver a la compañía en estado puro y se da
cuenta de que La Cubana, a pesar del paso de los años, continúa siendo la misma
de siempre. Mediante la apertura de las luces del teatro y el salto de una de
las actrices al patio de butacas, la obra traspasa el espacio de la cuarta
pared y empieza a demandar la intervención del público, quién en menos de diez
minutos pasa a formar parte de la representación interpretando el papel de
invitado al enlace. Como si de una boda real se tratara, se reparten pamelas y
tocados entre los asistentes y la sala se transforma en un abrir y cerrar de
ojos en el espacio idóneo para realizar el casamiento, al que no falta un
fotógrafo encargado de inmortalizar el momento.
Cubana en estado puro
Dirigida por
el dramaturgo catalán Jordi Milán, Campanades
de boda es fiel al espíritu paródico y humorístico de una de las compañías
teatrales que, con una trayectoria de más de 30 años, se ha convertido ya en
referencia dentro del mundo artístico del país. Personajes estereotipados,
indumentaria hortera y llamativa, colores vivos, decorados extravagantes y
mucha exageración. Estos son los principales ingredientes de una obra que no
defrauda y que deja al que la ve con ganas de más. A ello ayuda la
incorporación de la cultura india al argumento, con toques de estilo Bollywood
que se hacen patentes sobre todo durante la interpretación de la famosa y
emotiva canción de Joan Manuel Serrat Paraules
d’amor.
No podía
faltar tampoco la premisa que guía cualquiera de los espectáculos de La Cubana.
Com ens agrada fer teatre es la
canción que pone punto y final a la función, una reivindicación que realiza la
compañía y que cobra especial sentido en esta época marcada por las
dificultades en la que se encuentra inmerso el mundo de la cultura. Porque tal
y como dicen en La Cubana, preparar una boda es como preparar un espectáculo de
teatro, en el que todos los implicados tienen un guión y una puesta en escena
que conocen a la perfección y donde todo el mundo sabe cuál es el papel que
debe interpretar.
A pesar de
que éste podría ser uno de los últimos espectáculos de la compañía, el éxito de
Campanades de boda ha hecho que se
prorroguen funciones durante todo el verano. ¿Te quedas en Barcelona en agosto?
Ve al Teatre Tívoli. ¡Hay Cubana para rato!
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