No hi ha mitjà que ens alliberi dels prejudicis i supersticions que ens han inculcat des de la infància.
(Senyoreta Júlia)
Año 1945. El Partido Laborista
acaba de ganar las elecciones inglesas, lo que supondrá un cambio radical en la
historia del país. Todos lo celebran; salen de sus casas, cogen la botella de champagne y ríen y cantan como si les
fuera la vida en ello. También está la señorita Julia, la hija de un conde que
ve en esta victoria una oportunidad para conseguir la libertad física y de
espíritu que anhela desde hace tiempo. Totalmente ebria, Julia baja a la
cocina, lugar en el que inicia un peligroso juego de seducción que no puede
terminar más que en tragedia.
Esta es la premisa sobre la que
se desarrolla Senyoreta Júlia, obra
que se representó en el Teatre Romea de Barcelona durante el pasado mes de
julio como parte del Festival Grec. Dirigida por el dramaturgo catalán Josep
Maria Mestres, Senyoreta Júlia es una
historia de amor, violencia y sexualidad en la que la guerra de sexos y la
lucha de clases tienen un peso crucial.
Cristina Genebat y Julio Manrique, dos
habituales del panorama teatral catalán, son la pareja protagonista de la obra.
Genebat interpreta el papel de Julia, una joven insatisfecha y caprichosa que
se deja llevar por la pasión que siente por John, el chófer de su padre.
Ambicioso y egoísta, John, interpretado por Manrique, tiene una personalidad
inestable y cambiante que hace que pase en un minuto de un estado de
sensibilidad desbordante a la violencia verbal y física más extrema. El elenco se
completa con la intervención de la joven Mireia Aixalà en el papel de Christina,
criada de la casa y prometida de John quien, detrás de una apariencia de
debilidad e inocencia, esconde a una mujer que tiene muy claro lo que quiere y
que está dispuesta a defender su honor y posición hasta el final.
Hombres y mujeres; señores y criados
La guerra de sexos y la lucha de
clases son dos de los temas más recurrentes en el panorama artístico y
literario mundial. En Senyoreta Júlia,
los tres protagonistas mantienen entre ellos una tensión continua provocada por
el estatus social que ocupan cada uno de ellos y el poder que éste ejerce sobre
el tipo de relación que establecen con los demás. Julia es hija de un conde. Su
calidad de señora hace que ejerza un poder sobre John y Christina, que forman
parte del servicio. Esta diferencia se deja patente a lo largo de toda la obra,
ya sea a través de los comportamientos y diálogos de los personajes o por medio
de referencias visuales a la celebración que está teniendo lugar en el
exterior. Diversas pantallas colocadas al fondo del escenario como si fueran
ventanas muestran al público la alegría que ha ocasionado entre la población la
victoria laborista. Julia lucha internamente entre el deseo que siente por su
criado y lo que pueden decir de ella las personas de su alrededor. Para
protegerse, se esconde tras una pared y se resiste a la tentación pero
finalmente se deja llevar por la pasión y cae en lo que para la gente de su
estatus es motivo de burla y chismorreo.
Esta oposición se manifiesta
también en la guerra de sexos que se origina entre los dos protagonistas. John
domina a Julia por el hecho de ser hombre. Esta condición le confiere un poder
difícil de superar, sobre todo en una época en la que la superioridad del
hombre se hacía extensiva a todas las clases sociales existentes. La supremacía
ejercida por John es únicamente contrarrestada por el poder sexual que ejerce
Julia sobre él. Fue su primer amor pero también constituye para él una fuente
de oportunidades que no puede dejar escapar.
Fröken Julie: un origen misógino
El dramaturgo de origen sueco
August Strindberg, considerado como uno de los mejores escritores de Suecia,
escribió Fröken Julie, la versión
original de Senyoreta Júlia, en 1888.
El texto chocó directamente con los valores morales de la época, lo que provocó
que recibiera muchas críticas. Tres experiencias matrimoniales desastrosas y su
mala relación con la crítica feminista hicieron que Strindberg se convirtiera
en misógino. Precisamente en Fröken Julie
utilizó todo su odio hacia la mujer para confeccionar a los personajes
femeninos, a los que dotó de toda clase de características y atributos
negativos.
Un siglo después, el dramaturgo y
guionista británico Patrick Marber hizo su propia versión del texto, al que
tituló After Miss Julie. En esta
nueva adaptación, Marber sitúa la acción en la noche de la victoria electoral
del Partido Laborista de 1945 y despoja a Julia y Christina de la negatividad
impuesta por Strindberg, presentándolas como dos mujeres vulnerables pero que,
a la vez, tienen una gran fuerza interior.
Una larga trayectoria
Senyoreta Júlia se representó por primera vez en España en 1961
bajo la dirección de Miguel Narros e interpretada por Margarita Lozano y Silvia
Roussin. Después de haber sido representada varias veces en diversos teatros de
Madrid y haber estado protagonizada, en sus diferentes versiones, por actores
de la talla de Fernando Guillén, Amparo Soler, José Coronado o Alicia
Borrachero, Miguel Narros volvió a dirigir el texto en la última adaptación que
se ha hecho de la obra en España, cuyos protagonistas fueron María Adánez, Raúl
Prieto y Chusa Barbero.
El éxito cosechado por Senyoreta Júlia durante el mes de julio
ha permitido que se convierta en uno de los 15 espectáculos del Festival Grec
que tendrá continuidad en la próxima temporada teatral.
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