“Tots a tocar de la trentena, tots pobres i escanyats,
tots amb talent i intel·ligència”
(Sunset Park, Teatre Gaudí)
Muchos
de los amantes del cine y del teatro lo somos también de la literatura. Por eso
siempre es una buena noticia saber que hay una compañía que ha llevado un texto
a escena. La cosa mejora cuando además el autor es Paul Auster y el escenario es el pequeño Teatre Gaudí, una sala que cede su espacio a grandes jóvenes
creadores.
No hay
ningún lugar del mundo actual donde sea fácil ser joven y aún es más difícil si
tu profesión es creativa. Esto lo sabe Paul Auster, que escribe desde los 12
años y que se ha convertido en uno de los escritores modernos más leídos y más
críticos con la sociedad. Para él la vida no ha sido nunca fácil y quizás por
eso aún hoy y con casi 70 años, sigue reflejando las injusticias.
Por eso
en Sunset Park nos traslada a Brooklyn – el barrio más “hipster” de Nueva York
y su lugar de residencia, para explicarnos las vidas de 4 jóvenes que
sobreviven a su época y a sus problemas en una casa ocupada. Su protagonista,
Milles, trabaja desahuciando casas que ya son propiedad de los bancos; sus
amigos son periodistas y artistas pobres.
Sobre la obra y su adaptación
Se
podría pensar que el hecho de llevar esta obra inspirada en la crisis de las
hipotecas americanas a Barcelona es un intento de crítica social a la situación
que también vivimos en el sur – y no tan sur – de Europa. Pero lo cierto es que
la adaptación de Ivan Padilla es
también un magnífico resumen del libro apto para amantes de Auster en el que no
faltan su regusto yanqui o incluso el baseball.
El
propio director interpreta a uno de estos cuatro jóvenes con talento e
inteligencia que vive al borde de la pobreza. Además de él, completan el
reparto Dani Ledesma, Bàrbara Roig, Ramon Bonvehí, Lara Díez,
Maria Clausó y Francesca Vadell, todos ellos espectaculares en escena sin excepción.
Sobre la profundidad de la existencia y la
mala suerte
Sunset
Park es también un viaje hacia otro problema que tenemos los jóvenes pobres o
no: la búsqueda de la felicidad, la inseguridad y el futuro incierto. Todos
ellos cambian su vida en aquella casa okupa y “crecen” de alguna manera.
Esto se
refleja mucho en el libro pero también en la adaptación, que acaba con la
realidad más dura posible y deja algo de mal sabor de boca y muchos porqués.
Hasta
octubre podéis ver en el Teatre Gaudí esta obra que es a la vez una buena
adaptación de un fan de Paul Auster y un gran producto de gente joven con
talento e inteligencia.
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