Mrs. Death. Un diàleg amb Espriu: poesía y memoria histórica

“Pel silenci

fidel dels nostres arbres

per mi estimats, camino

a l’oblit, deixant rera

amors, velers, sofrença,

ultims senyals de passos”

(Cementiri de Sinera; Salvador Espriu)

Mrs. Death, Un diàleg amb Espriu es un espectáculo multidisciplinar que celebró ayer su última función en el Versus Teatre de Barcelona. La obra es una creación colectiva de danza, poesía visual y música que, junto a una cuidada escenografía, conforma un collage capaz de emocionar y hacer revivir las sensaciones y sentimientos más profundos de Salvador Espriu.

Con coreografía y música originales de las hermanas Clara y Ariadna Peya y dirección de Míriam Escurriola la obra constituye un viaje al interior de uno de los poetas más importantes del siglo XX.

La escenografía como punto fuerte

Una máquina de escribir, un trapecio, papeles y una maleta, notas de piano que resuenan en la cabeza, percusiones que provocan reacciones en los protagonistas… Elementos simples y sencillos que se integran en las coreografías y les proporcionan un sentido simbólico que llega al espectador y que le transmite de pleno aquello que quería expresar el poeta.

El público viaja al pasado para ver explicadas ante sí algunas situaciones difíciles de nuestra llamada memoria histórica, como la guerra o el desamor, e imaginar escenas relacionadas con el exilio, los pelotones de fusilamiento, el amor imposible o la muerte por medio de un ejercicio visual perfecto,  conseguido a partir de la música, el baile y las palabras del poeta, y en el que la imaginación y lo implícito juegan un papel fundamental.

Terror, indefensión y violencia se aúnan en el escenario a través de una danza emotiva y extrema capaz de emocionar al espectador, que es testigo de todos y cada uno de los movimientos de unos bailarines que dejan huella. El suelo del escenario está cubierto de tierra y en él se dibujan las transiciones de todos los personajes, quienes a través de sus pasos de baile, crean un dibujo involuntario lleno de emoción.

El poder de los intérpretes

La obra está protagonizada por Olga Lladó, Aida Oset y Jorge Velasco, tres actores entre los que encontramos perfiles unidos por un hilo común: la capacidad de transmitir al público. Aida Oset es la protagonista femenina de la obra, una joven actriz y cantante que llena de sentimiento cada una de las escenas en las que interviene. Forma el tándem perfecto con su pareja en las tablas, Jorge Velasco, que demuestra una vez más su calidad como intérprete al saber transmitir solo con su voz y movimiento la emoción apropiada en cada momento; algo que, a pesar de lo que pueda parecer, no suele ser tan fácil. Y es que es imposible no recordar su actuación en Tot és fum, proyecto que cuenta también con la firma de la compañía L’era de les impuxibles, y especialmente la escena en la que Velasco interpretaba el papel de un maltratador. En Ms. Death nos enternece; en Tot és fum provocaba auténtico miedo. El toque poético lo aporta Olga Lladó, metáfora de la memoria, que con su movimiento cargado de energía expresa sin palabras la fuerza de las palabras de Espriu.

Clara Peya es la encargada de poner la música en directo a todo el montaje. La pianista no se limita a tocar sino que, además de hacer de directora de orquesta, se convierte con sus gestos en una pieza más de este conjunto artístico multidisciplinar.

Espriu, un reflejo de la Catalunya de una época

Espriu fue un escritor difícil y un personaje distante e inaccesible, como lo es la poesía, uno de los géneros literarios más complejos por su profundidad y su rol de reflejo del alma. Éste es seguramente uno de los motivos por los que la crítica ha alabado el montaje de Mrs.Death ya que, mediante la suma de danza, música y palabras cantadas o narradas, el espectador comprende el sentido de cada escena, sin necesidad de un hilo argumental claro.

La historia y los hechos políticos y personales que le tocaron vivir marcaron profundamente su obra y la tiñeron sobre todo de muerte y melancolía, sentimientos que se transmiten sobre el escenario y emociones con las que se queda el espectador al salir del teatro. Un auténtico homenaje a Espriu con el que esta joven compañía artística vuelve a demostrar que detrás de las pequeñas creaciones hay grandes proyectos llenos de talento.