Maria: L’aigua, l’aigua! Marxo a casa que m’he deixat
l’aixeta oberta!
Camilo: No ho faci. Ha comprobat trenta cops abans de
sortir que l’ha tancada.
(Toc Toc; con
dramaturgia de Esteve Ferrer)
Entretener y provocar la risa
del espectador a lo largo de las casi dos horas que dura el espectáculo. Esta
es la premisa sobre la que se basa Toc
Toc, la obra que por segunda temporada se está representando en el Teatro
Borràs de Barcelona y que, a juzgar por los resultados de taquilla, va para
largo. Y no es de extrañar ya que nace precisamente con el objetivo de ofrecer
al espectador un producto fresco y cómico con el que poder pasar un buen rato
sin más preocupación que la de disfrutar de una historia cuyo principal
atractivo es el enredo al que acaban abocados unos personajes totalmente
diferentes entre sí pero que comparten algo que los une irremediablemente:
todos padecen TOC, un trastorno que les provoca obsesiones y los obliga a hacer
comprobaciones contínuas acerca de todo aquello que les preocupa en cada
momento.
Con la consulta de un famoso
psiquiatra como telón de fondo, a quien los protagonistas nunca llegarán a
conocer debido a un retraso en la vuelta de su avión procedente de Londres,
vamos conociendo a cada uno de los personajes que tejen esta hilarante obra: un
hombre que no puede evitar decir obscenidades sin previo aviso (Pep Sais), un
taxista obsesionado con los números (Santi Ibáñez), una trabajadora de
laboratorio a quien le aterroriza la idea de infectarse con cualquier virus que
pueda estar en el ambiente (Blanca), una mujer que debe comprobar las cosas
hasta treinta veces (mercè Comes), una joven que repite todo lo que dice (Anna
Gras-Carreño) y un chico que no soporta otra cosa que no sean la simetría y el
orden (Oskar Ramos).
A pesar de la desconfianza
inicial, los protagonistas se darán cuenta de que tienen en común mucho más de
lo que creían y acabarán entrando en una autoterapia en la que todos, con la
ayuda de los demás, sacarán lo mejor de sí mismos para superar una enfermedad
que hasta ese momento no consideraban como tal.
Si bien es cierto que, en
ocasiones, las situaciones que se describen son un poco exageradas y
ligeramente repetitivas, no hay duda de que Toc
Toc, dirigida por el dramaturgo Esteve Ferrer y adaptada por Jordi
Galcerán, es una historia bien hilada que consigue mantener al público pegado a
su silla sin dejar de reír en ningún momento de la representación. A ello
contribuye el talento de los actores quienes, desde el primero al último, se
meten en la piel de sus personajes de tal manera que suscitan de una misma vez
tanto risa como ternura. Cabe destacar a la siempre perfecta Mercè Comes y al
cómico Santi Ibáñez que, con su sola presencia encima del escenario, provocan
en el público una reacción de entusiasmo que se mantiene a lo largo de toda la
función.
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