"La mort és tant imminent com un planeta a punt de xocar amb nosaltres"
(Mgogoro)
¿Qué
necesita el teatro para ser más teatro todavía? En tiempos de crisis, con un
IVA del 21% y con tantísimo paro en el sector, la creatividad está en riesgo y
la mayoría de la oferta escénica se limita a la comedia rápida y simple. El
pasado 22 de octubre fuimos al estreno de Mgogoro,
una experiència d’aprop, una de esas obras que te hace pensar que hay
brotes verdes de verdad, de los artísticos.
Mgogoro
quiere decir problema en swahili, la lengua de Kenia, Tanzania y de varias
zonas limítrofes del continente. Y Mgogoro
es también una creación de Mentidera Teatre escrita por Matías Feldman, Carol
López, Jaume Policarpo y Rosa M. Sardà, que formó parte de la programación del
Temporada alta y que ahora se exhibe en un nuevo formato en el Teatre Gaudí.
De
conflictos y problemas está el mundo lleno. En nuestra vida diaria sufrimos en
el trabajo, con la familia… vivimos dificultades económicas, riñas
familiares, amores y desamores, etc. La vida no es fácil, no es sencillo
levantarse por las mañanas y pensar si vas a poder pagar la hipoteca y mantener
a tus hijos. ¿Y qué hay de ese joven sobradamente preparado y
pluriempleado que aún no sabe si algún día podrá permitirse tener hijos? ¿Y de
esas parejas que se miran a los ojos y no se quieren? O de toda esa gente que
vive una vida que no quiere vivir.
Mgogoro es
un ocio valiente que ofrece al espectador cinco escenarios de crisis internas y
externas para reflexionar. El riesgo de salir del teatro deprimido es evidente.
Pero el texto está trazado con humor e ironía y casi es más probable salir de
la sala con ganas de comerse el mundo.
La
obra está protagonizada por Mercè Pons, David Planas, Cristina Cervià y
Meritxell Yanes, actores con sobrado rodaje que te hacen sentir aún más la
experiencia Mgogoro. El escenario del
Teatre Gaudí, pequeño y cercano a la escena, ya se ha convertido en uno de
nuestros favoritos. La propuesta de Mgogoro una experiència d’aprop
permite al espectador disfrutar de los actores en espacios muy poco habituales
y aún más cercanos.
Otra
de las grandes cosas del espectáculo es que este nuevo formato se convierte de
principio a fin en una crítica a la situación actual del sector. Detalles que
identificamos en seguida cuando, justo antes del inicio de la obra, una voz nos
advierte que no demos de comer a los actores, aunque nos lo pidan. El
espectáculo tiene una fuerza increíble gracias al binomio inseparable entre
texto e interpretación, ambas brillantes. En el pasillo, cercano a los baños
del local, los asistentes nos convertimos en trabajadores que empaquetan
confeti, porqué así nos lo hace creer Meritxell Yanes. ¡Y esa es la grandeza
del teatro de verdad! Algo que solo nos pueden hacer sentir esos actores y esos
creadores que viven y sufren una época injusta.
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