Max: Los
ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los
héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.
Don Latino: ¡Estás completamente curda!
(Luces
de Bohemia; Ramón María Valle-Inclán)
En el siglo XVIII Goya dibujó multitud
de grabados que querían ser una representación satírica de la sociedad española
de su época. Los Caprichos, que así se llamaba la obra, eran 80 grabados
realistas que criticaban desde la razón el comportamiento de sus congéneres,
sobre todo de la nobreza y del clero.
El
Dramaturgo Ramón María de Valle-Inclán, amante de su pintura, llegó a plasmar
de manera increíble esta esencia goyesca en su obra Luces de Bohemia. El
“esperpento” de Valle es, como el costumbrismo de Goya, el espejo que una
sociedad que necesita para ver qué oscura, fea y triste se ve desde fuera. El
Teatre Goya de Barcelona representa estos días y hasta el sábado 22 de junio la
versión de este clásico que la compañía Teatro el Temple.
Creada
en Zaragoza en 1994, la compañía Teatro el Temple se ha especializado en los
últimos años en adaptar textos universales a la estética actual. Su versión de
Luces de Bohemia sigue esta línea y sus actores, ocho en total, consiguen adaptar
un texto muy clásico sin que pierda la esencia. Se trata de un montaje
muy esperado en Barcelona ya que lleva más de 6 años de gira por la península,
donde ha sido un éxito de asistencia y de crítica.
Luces de Bohemia azules y metálicas
La
obra, dirigida por Carlos Martín, casi no ha sufrido variaciones en todos los
años que lleva de gira y muestra una imagen renovada de vestuario y
decorado respecto a otras versiones del clásico. Además de una trabajada
estética, el mérito de este montaje de Luces de Bohemia de la compañía también
está en sus actores, que consiguen integrar a un montón de personajes siendo
ocho solamente. Y en que además lo hagan de una forma que no se hace extraña al
espectador, conservando la personalidad y el acento de cada uno de ellos.
El
escenario minimalista lo forman cuatro paneles de apariencia metálica en un
lado y burros en otro. Son los actores los que, moviendo las paredes, van
creando los diferentes espacios que acompañan a Max Estrella en sus dos últimos
días por el Madrid decadente. Un interesante juego de luces y el vestuario poco
habitual de los actores acaban de darle un punto actual a la obra.
El reflejo cóncavo de la realidad
La
compañía sitúa al público en esos grabados goyescos del Madrid del siglo XX “brillante,
absurdo y hambriento”, donde los poetas sufren penurias y se codean, como todos
los artistas, con el pueblo llano. Max Estrella, interpretado por Mariano Anós y su fiel amigo Don Latino de Híspalis, protagonizado por Jorge Basanta, pasan los dos últimos días de la vida del poeta recorriendo escenarios
que muestran al espectador la degeneración de toda una sociedad.
Gabriel Latorre, Francisco Fraguas, Laura Plano, Rafa Blanca, Amanda Recacha y Néstor Arnas encarnan los diversos papeles de la obra y, en la mayoría de los casos, se ven obligados a cambiar para interpretar a los diferentes personajes variopintos
que se van encontrando los dos protagonistas por el decadente Madrid de
principios de siglo y que acaban de dar al espectador el punto para encontrar
la crítica que hizo Valle-Inclán de la política, del periodismo, las clases
sociales etc.
En
toda la obra se conservan grandes momentos simbolismos de Luces de Bohemia: los
numerosos momentos cómicos, representados sobre todo por Los jóvenes
modernistas o por el poeta Rubén Darío, y los personajes castizos de las
tabernas, y los no tan distendidos, como la conversación que Max Estrella
mantiene con un anarquista catalán que va a ser ejecutado. Pero sin duda el
momento más importante y bonito de la obra es una de las escenas finales cuando
Ricardo Joven interpresa al Marqués de Bradomín, personaje de Valle-Inclán,
caracterizado con la figura del autor.
La gira visita Barcelona por tres
únicas semanas y lo hace en el escenario más adecuado. La compañía aragonesa,
conocida por sus adaptaciones clásicas y sus giras incluso internacionales,
representa la primera obra del esperpento de Valle-Inclán en el Teatre Goya,
esquina con Joaquín Costa. Imprescindible pasearse un par de horas por el
Callejón del Gato.
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