“Un bon
pare parla sempre en setmanes”
(Pararapapà)
(Pararapapà)
¿Cómo
se enfrentan los hombres al fenómeno de la paternidad? ¿Cuáles son los cambios
más importantes que experimentan sus vidas a partir del nacimiento de sus
bebés? ¿Cómo afecta la nueva situación a la pareja? Estos son solo algunos de
los interrogantes que los actores Juli Fàbregas, Miquel Sitjar y Miki Esparbé
intentan responder cada noche en el Club Capitol de Barcelona, que desde el
pasado 14 de noviembre y hasta el próximo 3 de febrero acoge en su sala número
2 la comedia Pararapapà.
Dirigida
por Mònica Pérez y Jordi Rios, la obra se inicia con una Fiesta de despedida del chupete a la que, tal y como afirman los
protagonistas, todo el público está invitado. Sitjar y Fàbregas se convierten sobre
el escenario en dos padres de niñas de tres años que intentan ayudar y
aconsejar a un amigo, interpretado por Esparbé, sobre su futura paternidad. Junto
a él recuerdan los episodios más significativos del embarazo y del parto y
analizan cómo han cambiado sus vidas desde el momento en el que incorporaron un
nuevo miembro a la familia. Las visitas al ginecólogo, los “molestos” antojos,
el nacimiento del bebé, los primeros constipados… anécdotas y situaciones
típicas de una época por la que todo padre pasa alguna vez y que hacen que el
público no deje de reír en toda la función, ya sea porque se reconocen a ellos
mismos o, en caso de no ser padres, porque les recuerda a alguien que sí lo es.
A
pesar de que el objetivo del espectáculo es provocar la risa de los asistentes
a través del análisis cómico de un proceso real, Pararapapà introduce en la trama un hilo de misterio alrededor de
la paternidad del personaje interpretado por Esparbé quien, a pesar de la
ilusión que siente por el futuro acontecimiento, tiene dudas sobre su pareja.
Una comedia muy cercana
Una
historia atractiva, gags que hacen reír y una buena interpretación son tres de
los factores responsables del éxito de Pararapapà.
Pero no son los únicos. Lo que verdaderamente diferencia la obra de otras
representaciones cómicas es el entorno de familiaridad y confianza que se crea
en la sala desde el momento en el que se cruza la puerta de entrada hasta que
se apaga el último foco, un efecto que se consigue gracias a que son los mismos
Fàbregas, Sitjar y Esparbé los que dan la bienvenida al público interactuando
con él antes de que empiece la función. Esta sensación se mantiene a lo largo
de toda la representación, durante la que algunos asistentes actúan como padres
miembros de la Asociación que organiza la fiesta y ayudan a los protagonistas a
preparar la decoración de la sala.
Una
comedia apta para todos los públicos que demuestra que ser padre no es cosa de
niños. Y es que, tal y como se dice en la misma obra: ¡Ser padre es un no parar!
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