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El musical, ¿un nuevo reto del teatro amateur?

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"Estoy muy orgulloso de los actores con los que trabajo" 
Albert Schiaffino, director de Company Bow 

Se abre la puerta de un centro cultural cualquiera. Un tablón de anuncios lleno de fotografías de actividades recientes, alguna futura excursión… y gente de edades dispares que ocupan las salas. Fuera tienen diferentes roles pero en la entidad cultural  todos comparten la pasión por el teatro.

El teatro amateur o teatro del tercer sector es al mismo tiempo escuela de interpretación y escuela de cultura para muchos actores. En los pequeños auditorios de barrios, casales y centros culturales no sólo se desarrollan talentos interpretativos sino también sensibilidades, habilidades, valores y, sobre todo, trabajo en equipo.

El pasado viernes 4 de mayo el Centro Parroquial Els Lluïsos, situado en el barrio de Horta, presentó al público la primera obra de Company Bow, su nueva compañía de teatro musical amateur. Dos senyors i… un criat fue el título escogido para el debut. Inspirado en el texto cómico El criado de dos amos, se trata de una obra original del dramaturgo veneciano Carlo Goldoni, considerado el padre de la Comedia dell Arte. El director de la compañía y del espectáculo que da inicio a su andadura, Albert Schiaffino, habló con Luces Apagadas sobre este nuevo reto.



¿Por qué motivo ha escogido esta obra como debut de la compañía?
Creo que la historia representa muy bien nuestro punto de partida. Hemos estado ensayando durante siete meses y creo que los actores, durante este tiempo, han vivido la evolución de la comedia del arte hacia el Teatro Italiano y moderno. Ahora tienen un background interpretativo básico para poder estudiar el personaje, identificar su carácter y construirlo interpretativamente. Por eso pensé que era una buena idea adaptar al musical la obra de Goldoni, porque es un texto que les permite poner en práctica los conocimientos que han adquirido hasta el momento.

¿Cómo se han preparado los actores para poder interpretar este musical?
El día que empecé a trabajar en la dirección de esta obra me di cuenta de que me encontraba ante un grupo de personas muy heterogéneo, diverso y con unos niveles de experiencia muy dispares, lo que hacía necesario encontrar un cimiento que pudiera aglutinarlo todo. Mi decisión fue la de realizar una serie de talleres que proporcionaran a los actores las bases que necesitaban para empezar a trabajar en el mundo del teatro. Así que, durante estos siete meses, se han combinado los ensayos con clases de técnica vocal, técnica interpretativa y comedia del arte.

¿Qué les dijo a los actores después del estreno de la obra?
Les dije que lo habían hecho muy bien, que me había gustado. Como comentaba hace un momento, somos un grupo de nueva creación y hace sólo siete meses que ensayamos. ¡Esto no es nada comparado con los años que cuesta formar a un cantante! La mayoría de los chicos y chicas que salen al escenario nunca habían cantado, actuado o bailado. Tienen mucho mérito.

¿Cómo valora esta primera experiencia de la compañía?
Mi idea era montar un musical que sirviera para presentar Company Bow al público, para explicarles el nuevo proyecto y mostrarles el resultado. Ese era el objetivo y yo creo que lo hemos conseguido. Estoy muy satisfecho.

¿Es la primera vez que dirige una compañía de teatro amateur?
Hasta ahora había dirigido otras obras y grupos teatrales pero nunca había tenido la oportunidad de empezar desde cero en un proyecto de este tipo. Mi trabajo siempre había consistido en adaptar, llevar, dirigir, colaborar o asesorar, pero en este caso siento que el resultado final es algo mío y veo a los actores como a “mis niños”.

En base a su experiencia, ¿cuáles cree que son las principales dificultades que conlleva la dirección de un musical en el ámbito del teatro amateur?
El principal problema del teatro musical es que su coste económico es muy elevado. Hacer una obra en condiciones es caro tanto por las posibilidades que tiene una compañía de teatro amateur, que son bastante limitadas, como por las condiciones de una casa como la de Els Lluïsos, que es la que realmente paga y subvenciona la actividad. Nosotros tenemos que ajustarnos al presupuesto que ellos nos dan y esta es la gran dificultad.



Por otro lado, el segundo gran impedimento es el hecho de que la persona que hace teatro musical tiene que ser actor, cantante y bailarín a la vez y encontrar a alguien que reúna estas tres condiciones y sea capaz de sacar adelante una obra de este tipo es complicado. A esto hay que añadir las dificultades relacionadas con el tiempo. Nosotros somos una compañía nueva que lleva siete meses ensayando a dos ensayos por semana. En cambio, cuando se trata de teatro profesional, los actores trabajan durante tres meses haciendo seis ensayos a la semana de ocho horas cada día. Y esto se nota.

¿Por qué cree que hay poca gente que se atreva a hacer teatro musical amateur?
Creo que el principal motivo es que, a pesar de que Catalunya tiene un tejido cultural brutal gracias sobre todo a la aparición de los esbarts, orfeones, casinos y ateneos hacia finales del siglo XIX, el teatro musical siempre se ha considerado una tradición más anglosajona. No obstante, creo que en estos momentos está subiendo una generación de gente joven que es capaz de valorar y participar en obras de este tipo, con lo que pienso que es el momento de empezar a poner las bases para que la tendencia tome impulso. Soy positivo. En mi opinión, en los próximos años veremos cómo cada vez más centros similares a Els Lluïsos crean sus propios grupos de teatro musical. En Catalunya tenemos este tejido, pero debemos modernizarlo, y para hacerlo, necesitamos no estar en esta crisis y que la Generalitat nos apoye más. Pero como decía el señor Pujol: “Ahora no toca”.

¿Qué le aporta el Teatro amateur?
Me aporta una satisfacción personal. Hoy en día, mi profesión no tiene nada que ver con este mundo con lo que, para mí, el teatro es un hobby; una manera de llenar el tiempo libre con algo que me gusta y que me hace disfrutar. El hecho de poder empezar de cero este proyecto me ha resultado enormemente divertido y gratificante porque ves que una pequeña idea que has tenido y que has compartido con una casa como Els Lluïsos va creciendo poco a poco y van surgiendo personas que cada vez están más interesadas en ella. Por tanto, la motivación principal es la satisfacción que me aporta y el hecho de que quiero al teatro musical de toda la vida.   

A nivel general, ¿cuál cree que es la situación actual de los musicales en Barcelona?
No creo que esté en una buena situación, a pesar de que su salud es mucho mejor que cuando yo era joven. Esto es así porque Barcelona, siendo la ciudad que es a nivel cultural y estando posicionada como la más cosmopolita de España, debería de estar encabezando la programación del teatro musical. Tendría que ser el Londres del sur, pero no lo es.

Si pudiera escoger, ¿qué obra le gustaría dirigir?
Mi sueño es hacer algún día una obra de producción propia desde el principio y que fuese un gran éxito. Me refiero a un Canción de amor y de guerra en teatro musical, por ejemplo. Eso es lo que me haría más ilusión.

¿Tenéis pensado cuál será vuestro siguiente proyecto?
Nuestro próximo musical, del que ya hemos puesto los carteles del casting, es Shreck. El objetivo es estrenarlo en octubre de 2013 ya que hay que hacer un gran trabajo paralelo de producción, construir el decorado y diseñar el vestuario, además de preparar a los actores. Y esto lleva tiempo. Pero estamos muy ilusionados y tenemos muchas ganas de empezar.


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