MCBTH, ¿Sacrilegio o versión valiente?

“Estrellas... ocultad vuestro fuego... que la luz no vea mis más negros y ocultos deseos”

Macbeth, William Shakespeare

Dicen en Macbeth que nada será igual después de cometer una falta grave a conciencia y que aunque intentes continuar con tu vida, tras matar a una persona todo cambiará porque no se puede huir del fantasma del remordimiento. Esta es la moraleja que recorre todo el clásico y también  la obra de MCBTH, la versión personal y breve que Àlex Rigola ha hecho del Macbeth de William Shakespeare que se puede ver en la Sala Petita del Teatre Nacional de Catalunya hasta el 18 de noviembre.

MCBTH inauguró el Festival Temporada Alta de Girona que preside Rigola con más polémica que buena crítica. ¿Sacrilegio o versión valiente? Su MCBTH, extraño y sorprendente,  da por conocida la trama de la historia e intenta representar la parte más emocional en un escenario con 5 actores: Joan Carreras y Alícia Pérez en el papel de Lord y Lady Macbeth.  Lluís Marco, Oriol Guinart y Míriam Iscla protagonizan el resto de personajes.  En su interpretación todo se presenta con un decorado que dista de lo convencional.

La historia original comienza cuando Macbeth se encuentra con tres brujas del bosque que profetizan que llegará a ser Rey de Escocia. La ambición y la insistencia de su malvada esposa hacen que el protagonista decida jugar las cartas del destino y matar a sangre fría al rey Duncan. Los Macbeth se ven obligados desde ese momento a seguir asesinando para mantener su poder.  La rueda se hace tan grande que ellos mismos acaban siendo víctimas de su maldad y al final de la historia acaban muertos a manos de las tropas de Siward.

En la versión de Rigola pasa lo mismo que en la obra original pero con un ritmo mucho más ágil. La acción de la primera parte se desarrolla en un bosque de abetos de plástico con el castillo de los Macbeth, una cabaña de madera, de fondo. Las tres brujas del bosque son actores con caretas de Mickey Mouse que, desde un sofá, susurran al micrófono sus predicciones y los caballeros  escoceses van con las camisetas del Celtic de Glasgow – seguramente porque las de los Rangers no son lo suficientemente conocidas por el público barcelonés- .

La segunda parte sólo dura 20 minutos pero es la más poética y auténtica de toda la obra. La batalla final se desarrolla en un escenario de un blanco impoluto. Un ajedrez en una esquina nos indica que se acercan las tropas mientras Lord y Lady Mcbeth bailan sobre un charco de sangre.  Macduff y Mcbeth luchan sin más armas que un gesto que hacen con sus manos y al final, como en la obra original, el Lord protagonista muere.

En general, la versión de Àlex Rigola es casi como un videoclip con la banda sonora de Twin Peaks, la serie de David Lynch, de fondo,  elementos pop y vestuario actual. La obra ha causado sorpresa entre la crítica y hay quien ha considerado el proyecto de Rigola un sacrilegio o una mala versión y quien ha salido de la sala sin entender nada. La mayoría críticas se encuentran en aquella zona de matices entre la sorpresa y el atontamiento que te produce estar casi dos horas viendo algo que casi te está pareciendo una fábula, con Mickey Mouse y abetos de plástico incluidos. 

Se dice que pronunciar el nombre de la obra Macbeth trae mala suerte y que las representaciones de esta obra siempre han acarreado maldiciones: muertes de actores en escena, decorados que se desmontan solos y hasta incendios en teatros. La versión del Teatre Nacional de Catalunya de momento no ha acarreado ninguna de estas desgracias pero su estreno en el Festival Temporada Alta no dejó a nadie indiferente. El propio Rigola pidió perdón y justificó el desastre alegando una falta de ensayos.  

Que sea el espectador el que juzgue si la versión del TNC ha mejorado la del primer estreno. De momento lo que si sabemos es que habrá más videoclips shakespirianos. Àlex Rigola, fan de crear interpretaciones libres del dramaturgo inglés, ya dijo en el estreno de MCBTH que “no acabará aquí”.